miércoles, 7 de mayo de 2014

La sentencia de la vergüenza

Hace unos días, el Tribunal Supremo ratificó la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Aragón que prohibía la circulación de bicicletas por cualquier acera; sin importar su anchura, el tráfico peatonal que soporta o la existencia de alternativas para los ciclistas. También se prohibía expresamente la circulación de bicis en los parques.

Desgraciadamente, esta sentencia tiene más apoyo popular del que sería deseable en una sociedad que apueste por la movilidad sostenible y los hábitos saludables. Ante esto, aquí voy a tratar de explicar quiénes son los que apoyan tal sentencia y romper los tópicos que esas personas disparan a discreción contra el colectivo ciclista.



En Zaragoza existe un colectivo ciudadano llamado Acera Peatonal que "defiende las aceras de la invasión ciclista" comportándose y argumentando como auténticos talibanes de la baldosa. Pero aparte de ese colectivo hay muchas personas que, individualmente, apoyan similares tesis.
Que les estamos invadiendo, dicen; que por nuestra culpa ya no pueden pasear tranquilos, añaden; que somos una amenaza contra su integridad física, exageran.

Una cosa que parecen no comprender es que nosotros, los ciclistas, también somos peatones. Y, probablemente, muchos seamos más peatones que ciclistas. Cuando nos cruzamos a un ciclista en la acera no pensamos que nos moleste, cuando atravesamos el carril bici miramos a ambos lados, pues sabemos que pueden venir bicis; cuando esperamos a un semáforo en un paso de peatones, dejamos un hueco para que pueda subir por el bordillo rebajado el ciclista que viene de la acera contraria. No nos cuesta nada, no sentimos miedo, hacemos el bien para los demás, no tenemos prejuicios, no odiamos. Y también somos peatones, también nos podría molestar el resto de ciclistas cuando caminamos. Pero no, no nos molestan; igual es porque, efectivamente, no molestan.

Con esto no estoy justificando la circulación de bicis por todas las aceras de la ciudad, sino que apelo al civismo de peatones y ciclistas. Obviamente no se debe ciclar por una acera de un metro de ancho, no es viable y compromete la seguridad del peatón y del ciclista. Sí, también la del ciclista porque, en caso de atropello, ambos salen mal parados; probablemente peor incluso el ciclista porque cae desde más arriba y en mala postura.
No quiero justificar tampoco los posibles actos incívicos que, según he oído hablar (porque de verdad que ni los he cometido personalmente ni los he visto con mis propios ojos vez alguna), cometen ciertos ciclistas. Cafres hay en todas partes, en ciclistas que van espendolados por la acera amenazando la seguridad de los viandantes (repito: en mi vida he visto uno de éstos) y en peatones abuelos que te golpean con el bastón cuando te ven pasar (también me lo han contado, aunque diversas fuentes y muy cercanas, pero nunca he llegado a presenciarlo).

En la mayoría de la avenidas y calles grandes, las aceras son muy amplias y cabemos todos. Si cabe una terraza de un bar que ocupa 50 metros cuadrados, ¿por qué no un ciclista que además es él quien esquiva a los peatones (y no al revés, como ocurre con las citadas terrazas)?
Con civismo, en las aceras cabemos todos.

Las calles pacificadas son una maravilla para el ciclista, pero las avenidas son cicatrices a veces insalvables. Esto, unido a la escasa red de carril bici (pues prácticamente sólo existe en avenidas periféricas) hace que sea estrictamente necesario que casi cualquier trayecto en bici necesite un tramo considerable de circulación por acera. En estos casos, avanzar 600 metros por la acera bajado de la bici no es una opción, pues ésta deja de ser un medio de transporte útil y pierde su esencia; tampoco es una opción dar rodeos kilométricos para evitar cruces complicados e inseguros para el ciclista.
Por las avenidas se puede circular en bici de manera más o menos seguro, claro, pero sólo se puede ir recto o girar a la derecha; y es de locos meterse con la bici a una rotonda como la de la Plaza Roma o la de la Plaza del Paraíso. ¿Y las cuestas? Que alguien me diga qué hay que comer para subir Duquesa Villahermosa en dirección Vía Hispanidad con la bici a una velocidad adecuada que no ponga en peligro la integridad de ciclista y entorpezca la circulación de los coches por la calzada.

Como ciclista y peatón, no logro entender ese miedo, ese odio irracional de algunos peatones. La única explicación que se me ocurre es que son gente que en su vida ha subido a una bici (o lleva muchos años sin hacerlo) y siente un fuerte rechazo a lo desconocido y a lo diferente. Aun así me cuesta comprenderlo, de verdad.
Estimados peatones, los ciclistas no somos terroristas. Los ciclistas somos peatones que, en algunos momentos de nuestra rutina, preferimos desplazarnos en bici en vez de caminar.

El paso de ir andando a ir en bici ahorra tiempo que podemos invertir en otras cosas. Sin embargo, los trayectos en bici suelen sustituir a trayectos en coche. En ese caso la comparación aún es más favorable. Ir en bici en vez de en coche descongestiona el tráfico de la ciudad, reduce los humos de las calles (y que los peatones también respiran) y supone un ejercicio físico saludable. En algunos casos, también se gana tiempo desplazándose en bici en vez de en coche; sin embargo esto ocurre pocas veces y los tiempos de desplazamiento suelen ser muy similares en el coche y en la bici.

El progreso no es conducir el último coche del mercado, el progreso es desplazarse de una manera saludable y respetuosa con la salud de los de alrededor y con el medio ambiente.
Apelando a la vena económica (o incluso patriótica), cada trayecto en bici son litros de combustible que no gastamos, litros de combustible que dejamos de importar a precio de oro (de oro negro) y, finalmente, cantidades relevantes de dinero que dejamos de regalar a los jeques árabes del petróleo.

En cuanto al título ("La sentencia de la vergüenza"), es una vergüenza que un grupo de personas mayores que llevan décadas sin subir a una bici y se desplazan en coche oficial sean los que decidan prohibir la circulación de bicicletas por todas las aceras y parques de la ciudad.



A continuación, un reportaje de lugares por los que YA NO se puede circular en bici.











2 comentarios:

  1. Un análisis de lo más interesante y que mucha gente debería leer, ya que uno de los grandes problemas a los que nos debemos enfrentar es la falta de información, falta que me temo tienen muchas personas.
    Los ciclistas también somos peatones y podemos observar el mundo desde los dos lados, además añadir que por cada ciclista irrespetuoso con los peatones hay una mayoría respetuosos y algún peatón andando por el carril bici.
    Desde mi experiencia personal me han puesto la zancadilla en dos ocasiones (una llevando la bici en la mano) y me han intentado tirar otras tantas sin haber provocado en ningún momento, por lo que invito a reflexionar, ¿eso no son también actitudes incívicas? Y como ciclista en calzada he descubierto que los autobuses son muy peligrosos ya que hoy casi se me lleva uno por delante.
    Por último añadiría otro daño colateral de la bajada del ciclista a la calzada, el humo de los coches, porque va directo a las vías respiratorias del ciclista situado detrás del vehículo que está expulsando los gases de la combustión de la gasolina.
    Un saludo.

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  2. A mucha gente le faltara el punto de vista de los ciclistas. Igual que parece que falta que gente tenga el de los conductores. Prohibir en aceras anchas? Quizas no, pero las personas no entienden eso, para ellos es acera si o acera no, no existe termimo medio. Quizas se solucionaria como creo yo, con un seguro obligatorio de bicicleta y cursos, algo como un carnet, ya que la bici es un vehiculo no? Pues hay q asumir responsabilidades. E igual quenun conductor no puede subir a la acera su coche para acortar caminos un ciclista tampoco, ni circular en sentido contrario. Podemos defender y hacer un buen entorno para el ciclismo, pero ello conlleva normas y consecuencias que los ciclistas hoy en dia no asumen.

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