martes, 8 de abril de 2014

El Rey del Invierno

¿No os encanta el tiempo que está haciendo estos días? Parece que, tras un largo invierno, ha llegado el calor. Esperemos que sea para quedarse.




El Rey del Invierno

A todos nos llega ese día en el que sentimos el verano. No un recuerdo lejano que añorar; sino que, aun sabiendo la distancia que nos separa, sentimos su presencia. Aquel día en el que encuentras un oasis entre los últimos coletazos del invierno.
Vas caminando por la acera cuando el Sol se cuela entre los árboles, te calienta el cuerpo y te das cuenta de que te sobra el abrigo. Te lo desabrochas y sólo la incomodidad de llevarlo en la mano te impide quitártelo. La operación se repite cuando lo que sobra es la chaqueta,  pues hace ya días que dejaste la cazadora.
Ahora, cuando ya agoniza, el invierno se vuelve aún más peligroso. Primero te deja soñar con el buen tiempo, recordar la última vez que lo viviste: el último verano con sus vacaciones, sus cálidas tardes, sus noches interminables, sus inexistentes mañanas. Ocurre entonces que, una vez estás inmerso en tu fantasía, te golpea, reúne todas sus fuerzas y te derrumba. Caes al suelo, tu moral se hunde, te lo habías creído, subiste muy alto y la caída ha sido demasiado dolorosa.
Pero, tras varios intentos de levantarte en los que el frío te vuelve a tirar, llega su ocaso, ese día en el que dices hasta aquí hemos llegado. El invierno acaba, sabes que no volverá, quizás el tiempo vuelva a empeorar, pero no volverás a pasar frío.
Al final, el aire acaricia tu cara sin otorgarle la típica sensación fría del período invernal. El cálido cosquilleo en tu garganta al descubierto te llena de placer, te sientes lleno de energía y vitalidad, te crees el Rey del Invierno.

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